sábado, 10 de diciembre de 2016

#Yearinreview2016


Otro año más del que nos quedarán los recuerdos… esos no se van. En un sonido, en un aroma, en una canción, en un escalofrío, en una risa, en abrazos que son amaneceres, en las señales del camino y debajo de tantas palabras… estarán.

Recordaremos las veces que fuimos naufragio por haber cedido el timón a otros, todos nuestros instantes de vulnerabilidad, todos los laberintos de los que nos costó salir y las veces que nos dolió la garganta de gritar para adentro. 
Recordaremos lo que habitó en nuestras penumbras, cada dolor que ha servido para despertarnos, cada “ojalá” marchitado, todas y cada una de las razones que quedaron por desnudar,  las veces que fuimos distancia por no querer escuchar o las veces que nos quedamos dormidos arropados en nuestras dudas.

Y los silencios, sobre todo recordaremos aquellos que nos han enseñado a escuchar lo que no se dice… nos quedan muchos silencios por aprender. Y aunque existirán más horas donde el silencio pesará, si lo entendemos, él será quien nos recargue.

Recordaremos todo lo que se quedó en nosotros aún yéndose, cada una de las renuncias que hemos ejecutado con la razón amordazando al corazón y todas las ocasiones en que mirábamos el reloj esperando, en lugar de dejar de ser cobardes y salir a buscar. 
Recordaremos todos los espacios que quedaron en blanco por miedo y los que llenamos de vacío por las prisas, las veces que una ausencia nos sacó a bailar y supimos cómo sujetarle la mano. Recordaremos los planes hechos y todos los viajes que hicimos mirando el techo.

Y las veces que aunque nuestro enfado nos tiraba del pelo, encontramos lo positivo a lo negativo… todas esas veces las recordaremos.

Un año más en el que hemos sido claridad y a veces lluvia, puntos de encuentro y puntos intermedios, pregunta y respuestas, la verdad en la espontaneidad de un gesto, la paciente belleza en un poquito a poco, cada minuto de lucha, miradas de soslayo, palabras ahogadas en suspiros, balones fuera, todas nuestras excusas y todos nuestros imposibles sembrados. Un año más cuyo resultado es lo que hemos hecho, mezclado con lo que no y con lo que hicimos sin darnos cuenta.

Un 2016 donde seguro hemos sido extraños para alguien que creyó conocernos un poquito.  Un año donde hemos sido en las personas de las que nunca nos iremos aunque ya no estén. Un año donde también, hemos sido en las personas a las que nunca volveremos aunque no se hayan ido.

Recordaremos las veces que hemos sido la luz que ha brotado contra todo pronóstico, todas las veces que borramos para volver a inventar, recordaremos el beso que tiene memoria, todo cuanto nos ha emocionado sin poder evitarlo, el guiño que nos contaba que todo era mucho más sencillo, lo que hemos agradecido, lo que hemos compartido y lo que hemos recibido sin pedir.

Y recordaremos las veces que alguien puso una flor en nuestro camino inyectándonos una transfusión de aliento, mostrándonos que podemos florecer donde queramos mientras nuestra alma esté llena de vida. ¡Cómo olvidarlo!

Hemos sido un continuo renacer, todas nuestras esperanzas y el placer de compartir ratitos de nada. Hemos sido mejillas encendidas, corazones a tope, frenazos que no derrapan, las ganas de seguir latiendo, naufragios en un mar de mimos llegando a buen puerto, la sonrisa pletórica de ver nacer un sueño que luego se hizo realidad. 

Hemos sido el valor de seguir intentándolo.

Cerquita de finalizar el año, todo cuanto hemos vivido nos define; aquello que mostramos y lo que eludimos, lo que expresamos y lo que omitimos, lo que perdimos y también todos nuestros logros.

Podemos hacer un recuento de lo que no salió bien, de lo que pudo ser, de lo que queríamos que fuera, de lo que realmente es y de lo que vamos a hacer con ello. 

SOMOS AHORA amigos, 
el tiempo es vida y no es recuperable. 
Así que aprendamos de una vez a valorar la vida, 
con quien la compartimos 
y a nosotros mismos.

Mi agradecimiento eterno y mi deseo para ti en el año que empieza prontito;

asómate a él con toda tu capacidad de crear paraísos y encuentra siempre la emoción insuperable que da el compartirlos.

Y aunque los nuevos sueños haya que llorarlos mucho hasta verlos crecer, los construiremos juntos.


Mira hacia delante y que el único peso que soportes  sea el de tu sonrisa, una muy grande, que haga piruetas en tus labios y se revuelque en tus manos cuando la acaricies. 

Únicamente sonrisa a sonrisa inventamos la 
eternidad. 

Ad infinitum