Instantes en que sonríes sin pensarlo porque te toca lo
bonito, porque llegas sin haber ido y encuentras sin buscar. Instantes de
palabras suaves como velos de seda, en que te toca la bondad de alguien o te
abrazan sin merecerlo. Instantes en que parece que la vida camina más
despacio, más lentamente y hasta la prisa se te pasa. Esos instantes... en que te
sientas a oler el aire, hipnotizado por un paisaje o una mirada y de nuevo, te
agotas de sonreír y te regalas gestos entrañables.
Instantes de caricias hasta en los huesos, de besos sin
cadenas y sin sálvese quien pueda, de dosis de eternidad que nos hacen tiritar
hasta las venas, de sangre caliente corriendo a borbotones por la sutileza de
un roce, de intenciones cortando el aire que nos recorre la piel, de
explosiones de manos y hervidero de mariposas en el estómago. Instantes que son gotear de estrellas, donde los dedos descansan en susurros, las
ganas se erizan y el alma siente. Esos instantes… infinitos, esos instantes de
locura donde no te andas con rodeos a la hora de sentir.
Pero también los hay que te tatúan a cicatrices, mientras las
palabras miran y callan, donde duele hasta el café que muerdes, donde sientes
lo más callado. Instantes quebrados, partidos, rajados, descosidos, rotos,
donde el agua te llega al cuello pero nunca te ahoga, donde la realidad se
presenta absurda. instantes de mañanas dobladas, donde parece que te deshagas gota a gota hasta
deshidratarte. Instantes donde sigues siendo valiente y sigues siendo efusivo, aunque sólo sea de puertas para afuera. Instantes
de decepción donde los lazos se alejan, de charcos pegados a las suelas, de
buscar respuestas y encontrar silencios, de querer convertirte en piedra. Instantes donde el caos palidece si lo miras de frente, donde todo sale a
deber y donde te olvidas de los sueños. Esos instantes... que duelen pero también te curan el alma y te aportan crecimiento interior.
Y los que guardamos para siempre. Instantes de pequeñas o
grandes alegrías que corres a compartir con las personas que quieres, instantes de ternura
de todo, de olor a limpio, de ver suspirando, de ojos que lloran y sonríen al
mismo tiempo porque están llenos de esperanza. Esos instantes… donde la
respuesta es lo que sientes, instantes únicos que lo salvan todo y que hacen que vivir sea maravilloso.
En todos ellos y en muchos otros instantes te construyes. Instantes en que sigues afinando la
búsqueda de la chispa de la ilusión, para encontrarte a ti mismo sin perder un
ápice de esencia. Instantes en que decides seguir viviendo con ganas, aunque a veces no sepas. Instantes en que decides también, seguir regalando pasión por sobre stock. Tienes las mejores herramientas; tus valores, tus manos y tu corazón puestos en
todos esos instantes, para seguir construyendo hoy tus sueños.
Derrochas entusiasmo. Gracias. Hoy me quedo con esta frase: "Esos instantes… infinitos, esos instantes de locura donde no te andas con rodeos a la hora de sentir."
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