De pronto. Está ya de puntillas. Cintura tensa. Sin ropa y
sin memoria. Sin la memoria que todos conocen. Sólo con la memoria de la piel. Cada
centímetro de su piel encierra un universo. Su mirada un telescopio que cruza
la ciudad. Este, noreste. No hay brújula, no hay mapa. En ésta, su siguiente
vida, pidió ser piel. Pidió ser piel para poder ser caricia, pura esencia. Perderse le ayudó
a encontrar lo que realmente importaba. Ahora es siempre la razón y nunca más
la excusa. Ahora va más allá de las vivencias y más cerca de las entrañas. Por
fin zarpó rumbo a esa incógnita que todos llaman ser tú mismo.
Hay tentación en su mirada y su mirada es de color infinito. Se descalzó, dejó sus zapatos gastados en el camino y zarpó con la mirada brillante. Apostó por enamorarse de la vida, abrazar sus momentos y sentir cada latido. Apostó por impregnarse la piel de todas
esas pequeñas cosas que hacen que la nada se convierta en todo. ¡Hoy la vida es
de su talla y siente que le queda genial! Hasta lo vulnerable le fortalece.
Navega por encima de sus miedos.
Abandonó todas las reglas de puntuación el mismo día que
aprendió a colocar el punto final en el momento adecuado y en el lugar
adecuado. Hoy es un placer conocerse y seguir el latir de su corazón. Ese latir
que desenreda los ojos para convertirlos en la magia del que lleva la ilusión
que jamás se desgasta. No importa cúantos días haya visto. Importa si no logra
vivir los restantes intensamente a cada segundo y con la responsabilidad de confiar en su
instinto y en su sabia intuición. Importa si no aprende de cada caída, importa
si olvida a quienes le tendieron la mano.
En su defensa dirá que siempre es culpable. Culpable de tener
coraje para perseguir lo que quiere de la vida y valentía. Valentía para nunca quedarse
con el dolor de saber que jamás lo intentó. En su defensa dirá que como supo, como
pudo y por completo... se entregó. La vida es mejor así.
En su defensa dirá que el amor continúa, que no importa
cuántas veces volvió con las manos vacías. Importa amar. Amar… y aprender. Importa sentir como palpita el amor en la piel. La piel es un paisaje inmenso cuando ama; se torna permeable,
penetrante, casi dolorosa en ternura.
Y en su defensa dirá que zarpó sin coraza. Curiosamente jamás navegó con tan poca protección. Porque el problema de la coraza, es cuando deja de ser escudo para ser parte de
la piel y es entonces cuando somos personajes irresponsables. Personajes ridículos, que confundidos en
la eterna búsqueda de la perfección que no causa heridas, nos perdemos hasta la belleza
de lo más sencillo.
Quizás el viaje sea lento. Quizás sea lento casi hasta la
desesperación. Pero cada paso de piel es atronador. Coge esta posibilidad, la memoria de la piel…
barájala.
Uff!! M'has deixat sense paraules... et felicito!!
ResponderEliminarJo amb tu em quedo també sense paraules sempre. Moltes gràcies amb un gran somriure!
EliminarCon el primer párrafo ya tendría bastante para un genial corto lírico. MB.
ResponderEliminarGracias y más gracias... siempre me emocionas Enrique. Es un honor que me leas. Un fuerte abrazo!
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