Hoy déjame que te presente a tus mejores enemigos para
conseguir tu mejor suicidio comercial. Se llaman exageración, falsas promesas,
mala reputación, hastío y mediocridad.
Luego nah… te vas a no escuchar a cualquier cliente o
potencial con tu mejor cara de triste, sí, sí, esa de avinagrado y asqueado o
mejor no, pon esa de gilipollas estirado que te sale tan bien y tras una brillante exposición en forma de monólogo lleno de deslices , con aburridos argumentos, frustrados intentos de empatía y sonrisas con sobredosis
de soberbia, cierras la reunión en un estrechar de manos a poder ser en “modo
fofo”.
Ya en la calle, lejos de deprimirte, llegas a la oficina con tu pose
de “misión cumplida” y nos haces el discurso de cómo ganar la confianza del
cliente.
De verdad…
Que lo que el cliente compra y lo que nosotros vendemos es lo
mismo y se llama confianza. Y no es ninguna broma cuando te
digo que para vender sí importa el tamaño de la confianza y la forma también.
La confianza...
¡La confianza es una poderosa energía que todo lo
alcanza!
Nos ofrece seguridad, optimismo y alegría. Nos hace más fuertes, más honestos, más sinceros y mejores. Nos condiciona, nos otorga trascendencia, derriba nuestros muros y barreras, nos solidariza, nos convierte en trabajadores infatigables, nos refuerza la fe en nosotros mismos y en los demás, nos vuelve más reflexivos.
En la venta, confiar es el acto de compartir con sensibilidad y generosidad, con transparencia y legitimidad. En la venta la confianza es vínculo y necesariamente es tiempo.
¡La confianza es optimista!
Nos eleva a lo formidable, a lo maestro y nos reconoce en forma de caricia. Cuando ella aparece, se enciende el amor en nosotros y sólo por ella llegamos a él. Nos genera crecimiento, nos enaltece, nos responsabiliza, nos compromete y nos vuelve pacientes.
Pero no hay confianza sin perseverancia, sin espera y sin coherencia.
Nos ofrece seguridad, optimismo y alegría. Nos hace más fuertes, más honestos, más sinceros y mejores. Nos condiciona, nos otorga trascendencia, derriba nuestros muros y barreras, nos solidariza, nos convierte en trabajadores infatigables, nos refuerza la fe en nosotros mismos y en los demás, nos vuelve más reflexivos.
En la venta, confiar es el acto de compartir con sensibilidad y generosidad, con transparencia y legitimidad. En la venta la confianza es vínculo y necesariamente es tiempo.
¡La confianza es optimista!
Nos eleva a lo formidable, a lo maestro y nos reconoce en forma de caricia. Cuando ella aparece, se enciende el amor en nosotros y sólo por ella llegamos a él. Nos genera crecimiento, nos enaltece, nos responsabiliza, nos compromete y nos vuelve pacientes.
Pero no hay confianza sin perseverancia, sin espera y sin coherencia.
Recuerdo hace tiempo cuando la gente alegaba los fallos de un popular sistema operativo a que "era pirata" el oficial fallaba igual... la excelencia puede fallar siempre y cuando atienda al 100% a su cliente solo entonces es excelencia "lo otro" mera venta Genial post Núria y cuando no lo es... :)
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