martes, 26 de enero de 2016

HACEMOS cosas extrañas


Hacemos cosas extrañas...

Como cuando nos  sentamos a esperar lo que no queremos dejando que se pierda lo que tanto deseamos, como cuando caemos y perdemos mucho tiempo buscando culpables o como cuando le damos tanta importancia a nuestros miedos que éstos se hacen realidad.

Hacemos cosas extrañas… como pedir permiso para soñar.

Como cerrar los ojos por miedo a que al mirar la belleza ésta desaparezca, como ver lo que todos ven, vestir lo que todos visten y decir lo que todos dicen. Como cuando no sabemos cómo irnos y nos abandonamos o como cuando vivimos donde la soledad nos pesa y seguimos llamándolo hogar.

Hacemos cosas extrañas como cuando nos conformamos que nos quieran por lo que miran y no ven, como cuando para escapar de la soledad abrazamos otras soledades o como cuando pretendemos que la vida nos regale abundancia sin pasar por la emoción del esfuerzo y el hábito de persistir.

Y al final, hacemos  tantas cosas extrañas que nos confundimos.

Confundimos opinión con certeza, responsabilidad con culpa, fuerza con valor, silencio con desinterés, amor propio con vanidad, avanzar con huir.

Confundimos opción con pasión, discusión con agresión, acuerdo con sumisión, creencia con fanatismo, olvido con perdón, llorar con estar triste, fortalecerse con endurecerse.

Confundimos orgullo con arrogancia, con dignidad 
y con amor propio.

Y confundimos optimismo con ingenuidad, cuidar el corazón con ponernos coraza, lo común con lo ordinario, lo extraordinario con lo especial, cantidad con calidad y cobardía con prudencia.

Confundimos el hacer lo que debemos con hacer lo justo y necesario, tener con ser, dependencia y miedo  con amor, felicidad con placer y autosatisfacción, dinero con seguridad, valentía con temeridad, generosidad con limosna y humildad con pobreza.

Hacemos cosas extrañas y nos confundimos. 
Qué tontos. 
Cambiemos. Cambia.

Cambia, muévete, haz, arriesga y vuelve a por ti. Que ninguna pesadilla es peor que querer cambiar y no hacerlo.

El inmovilismo amigos, no es un buen lugar ni de visita, ni de paso, ni de estancia corta. No hacer nada nos confunde en un mar de inseguridades y nos llena de dudas. 

Si no te mueves, si no decides, nada cambia y nada continua.

Abre la mirada, sueña y que tus sueños no impidan a otros hacerlo, suéñate como nunca te has vivido, que lo que más te guste de tu risa sea contagiarla, que tus besos no sepan a asfalto, deja de buscar llaves para puertas cerradas, pídete más y llena tu maleta de nuevos horizontes.

Escúchate, reiníciate, empiézate cada día 
como si fuera tu última noche.

Que a tu sonrisa siempre le brillen los ojos, vive cada día más temprano, deja de vivir esperando turno, abrázate por dentro, aprende, siente, desea, salta y cae hacia arriba y no dejes que nadie luche tus guerras, ni siquiera las imposibles.


Cambia. Cambiemos. 
Para dar siempre lo mejor de nosotros en cada acción, en cada gesto, a cada paso. Para ir por la vida agradeciendo por lo que tenemos, por cuanto nos rodea y por quienes nos quieren. 

Foto de @JCAlandt




Lo tienes todo
para hacerlo posible 
y lo que te falta...
 es porque no lo imaginaste.