martes, 16 de diciembre de 2014

El LOGRO de objetivos COMO MEDIDA DE TIEMPO


¿Cúantas veces vivimos en el conformismo? muchas. Pero eso sí, apretando el paso.

Justificamos angustias, temores y la no acción con el mero hecho de tener el pie puesto en el acelerador. Nos aferramos al “no tengo tiempo” mientras seguimos dispersos en cientos de actividades sin foco. Nos instalamos en el “no tengo tiempo” y montamos nuestra propia fiesta de limitaciones bailando al ritmo constante de la mejor mezcla de excusas;  “mejor mañana” “a ver si la próxima semana” o “hoy no puedo”.  

Luego, borrachos como cubas de un presente que sentimos inestable, de un presente que no se fía de nosotros, lo convertimos todo en pasado reviviendo lo que nos dañó y terminamos aferrándonos a un futuro que no existe temiendo lo que nos pueda dañar. Y sufrimos. En ese ir y venir frenético del pasado al futuro sufrimos... sin entender que ninguna de las dos categorías existe en tiempo real.

La cuestión amigos no es la cantidad de tiempo, ni la falta del mismo. La cuestión es en qué invertimos nuestro tiempo y os aseguro, que cuando no nos hemos trazado metas que alcanzar, lo invertimos mal.  Con un objetivo vital claro aprovechamos al máximo y con toda la fuerza de nuestra intención cada instante antes de que cierren la puerta de las oportunidades. Es lo equivalente a poner en marcha el reloj interno que nos permite aprender un nuevo cómputo del tiempo, una forma de contar que nada tiene que ver con la secuencia del péndulo y que de alguna forma se relaciona con nuestros ritmos internos, aquellos que no se ven y que solamente sentimos con el corazón cuando perseguimos incansables nuestros sueños.  

No podemos perder el tiempo. Hemos de pasarlo construyendo y construyéndonos. Hemos de entrar en él con la dignidad de quien sabe lo que quiere y lucha por ello. Ya no vale alargar las situaciones cuando han tocado a su fin, al igual que es absurdo negarnos a entrar en aquello que nos abre su puerta y nos da paso. El tiempo perdido no regresa más y cada segundo es un instante menos que nos queda del que tengamos previsto en nuestra hoja de ruta.


Creemos situaciones donde nos posicionemos en la acción y logremos nuestros objetivos como medida de tiempo. Ese éxito que perseguimos depende de nosotros, de nuestro esfuerzo. El empeño y compromiso que pongamos en la consecución del mismo, abrirá la puerta hacia la esperanza que da paso a la ilusión por lo que ha de venir.


La verdadera naturaleza de la felicidad es saber aprovechar el tiempo. Digna aspiración que solamente se logra viviendo intensamente cada instante.


miércoles, 26 de noviembre de 2014

Ponle SAL a la VENTA

Si nos encontramos para aprender, rodearnos de personas con un ADN especial y una excelente capacidad de resiliencia, capaces de crear vínculos emocionales que nos inspiren a la mejora, compañeros entusiastas capaces de contagiar ilusión y con verdadero talento es vital. Así es Iosu Lazcoz (@ilazcoz) con el que además de tener la fortuna de compartir camino, comparto una gran pasión que es la venta y de ahí nace este post conjunto.



Mi aportación se lee así;

  1. ¿Cómo vamos a vender si no sabemos ni qué vendemos ni a quién le interesa comprarlo? Tan importante es saber explicar en qué podemos ser útiles al cliente, lo cual significa encajar nuestra propuesta de valor con sus necesidades, como saber a quién se lo debemos explicar.
  2. ¿Qué vendes, valor o precio? Sin una propuesta de valor relevante para el cliente o con una propuesta de valor pobre, seguramente con suerte, lo que vendemos es precio.
  3. El producto/servicio no lo es todo. No basta con disponer de un producto o servicio innovador, hay que segmentar, definir una estrategia competitiva, crear una comunicación efectiva que optimice la relación con nuestro target y disponer de una política comercial y de un equipo 100% orientado al cliente.
  4. La venta no es un acto puntual, es una actividad sostenida en el tiempo y por este motivo nunca debemos vender aquello que no podamos cumplir. Disponer de una propuesta de mercado diferencial y luego no cumplir con las expectativas generadas, arruinan la venta y lastran el negocio.
  5. La venta no es un sprint sino una carrera de fondo. Si hacemos las cosas bien, antes o después, llegan los éxitos. La persistencia es la clave. Si nuestro enfoque es cortoplacista, cualquier intento de venta será poco efectivo. Debemos construir vínculos, generar confianza y aporta valor a nuestro cliente.
  6. Es mejor no vender si lo que vendemos no hace que las dos partes ganen. La honestidad en la venta es clave para la sostenibilidad del negocio. La venta consiste en buscar nuevas formas de servir a nuestros clientes y actuar con verdadera vocación de servicio es la raíz del éxito. Una venta que no genera beneficio al cliente es hambre para mañana en nuestro negocio.
  7. De verdad sabemos generar emociones, experiencias inolvidables y recuerdos memorables a través de la venta de nuestros productos/servicios? Si una vez cerrada la venta hemos sido capaces de superar las expectativas de nuestro cliente generando en él una huella emocional,  la respuesta es SI.
  8. Los oídos sordos no venden. Debemos actuar con calma, escuchar con atención esforzándonos en entender el punto de vista del cliente, empatizando con  lo que es relevante para éste y todo ello sin perder  la sonrisa sincera que siempre suma. Las personas creemos y confiamos en quien se esmera en escucharnos y comprendernos.
  9. No vende el más guapo, vende el que crea conexión emocional. Cuando conectamos emocionalmente dejamos huella en el corazón y en la venta, es sinónimo de sostenibilidad. Debemos ser capaces de impactar emocionalmente a  nuestro cliente creando una conexión emocional que le fidelice.
  10. No temas a tu competencia, témele a tu incompetencia. Todo lo que haces se puede mejorar, persigue la excelencia en la atención a tu cliente y no dejes de innovar en cualquiera de los ámbitos de tu negocio.

Cedo la palabra a mi amigo Iosu Lazcoz (puedes ver el post en su blog  http://optitud.es/ )

 

Una parte importante de nuestra vida son nuestras relaciones. Su calidad, habla por sí sola de nosotros. Estas relaciones tanto fuera como dentro del trabajo, deben estar en armonía y coherencia con nuestro ser.
Las ventas, son relaciones en las que a través de mi persona, y siendo yo, satisfago y ofrezco un servicio de valor a mi cliente.
Por ello, escribo este post conjunto, con una persona, que sabe mucho de esto, de relaciones, de ser persona, de ser ella misma, y de ser una excelente profesional de las ventas. Ella se llama Núria Alba ( @nurialbap ) .


Mi aportación se lee así :

  1. La principal competencia está dentro de nosotros ; es invisible, no la sentimos, pasa desapercibida, pero hace muchísimo daño, nos va oradando poco a poco, minando nuestra autoestima, evita que hagamos visitas, aparecen emociones nocivas tales como el miedo, angustia, estrés, …
  2. La venta es una transacción emocional; A menudo nos comportamos como robots, transmitiendo características inertes, frías y que no emocionan a nuestro cliente. No basta con saberlo, hay que aplicarlo, y hay que saberlo transmitir en nuestras formaciones, emocionando a nuestros oyentes. La teoría por sí sola no basta.
  3. Las ventas de hoy son ya pasado; lo que has vendido hoy, bien está, con estos logros construimos nuestra autoestima como vendedores, pero corremos el riesgo de caer en la autocomplacencia y “vivir de las rentas”. Cada día es un día nuevo y tu contador empieza de 0.
  4. Se optimista, venderás más; numerosos estudios en grandes empresas como Metropolitan life de Nueva York, avalan que contratar a optimistas es lo más inteligente y rentable.
  5. La venta es muy compleja, sólo los más preparados sobreviven; son cientos los comerciales que he conocido, que no lo han hecho y hoy vagan vendiendo cualquier cosa. Los mejores se actualizan y mejoran constantemente, aún en crisis.
  6. El principal responsable de tus resultados eres tú; deja de echar balones fuera, asume tus errores, y corrígelos.
  7. La profesión de vendedor es un entrenamiento para la vida; los vendedores somos profesionales de las relaciones, y esto nos faculta para desempeñar muchos tipos diferentes de trabajos en los cuales estén presentes las relaciones.
  8. Las ventas van de escuchar más que de hablar; por eso los mejores vendedores no son los que más hablan. La mayoría habla más de un 66% del tiempo de la visita.
  9. Los profesionales mejor situados, los países más desarrollados, son los que mejor se saben vender ; aún así todavía hay personas que piensan en ventas en un tono peyorativo, ellos se lo pierden,  así como oportunidades que se les irán. Su incompetencia inconsciente les tendrá reservadas desagradables sorpresas.
  10. Las ventas te aportan mucho; habilidades sociales, personales, cognitivas, autoestima, crecimiento, valor como profesional, reputación, y por último dinero, que no vivimos del aire.



miércoles, 29 de octubre de 2014

Ojalá TÚ

OJALÁ TÚ…

Ojalá tú con el valor de ser fiel a ti mismo, duela lo que duela y con tu sonrisa de frente besando todo lo que muerde, porque quien sonríe siempre lleva un sentimiento de ventaja, sueños en los labios y verdades en el pecho.

Ojalá tú diciéndote que puedes, haciéndolo posible, esforzándote, persistiendo y batallando cada oportunidad. Ojalá tú que aún con el sabor de tierra en la boca te alces de nuevo preparado para volver a intentarlo, porque sólo en tus manos está el ganar o aprender. ¿Y qué si estuviste en el fondo? el fondo es sólo un escalón para iniciar el ascenso. Así que ojalá tú siendo fuerte, no importa por lo que estés atravesando…sé fuerte, porque nada es permanente. Mirarás al miedo a los ojos derritiéndolo, poniendo al suelo de puntillas para tocar el cielo, dibujando a latido alzado la vida que deseas y sabiendo que si lo sientes no está lejos.

Ojalá tú olvidando tus prisas, impidiendo que te queme tu impaciencia, parando relojes y creando recuerdos imborrables. Ojalá tú sabiendo que inolvidable es mucho mejor que eterno, estando donde ocurre tu vida, saboreando cada instante sin dejar de buscar el asombro, sin dejar de regalar la sorpresa y sabiendo que el orgullo no abraza, estrangula.

Ojalá tú queriéndote tanto que no te cueste un mundo decirte que no, cuando es que no y con la capacidad de perdonar y perdonarte para seguir tu viaje ligero. Ojalá tú con tus errores porque ellos también te definen, te dan forma, te hacen ser quien eres. Ojalá tú escuchándote, sin sogas al cuello, sin esposas en las manos, eligiendo la vida que tienes, eligiendo lo que eres, eligiendo la vida que te queda. Ojalá tú mirándote por dentro y viéndote lleno.

Ojalá tú con la magia habitando en tus pupilas, el entusiasmo golpeando tus sienes y la pasión desbordándote el alma para contagiar tus ganas de seguir sembrando flores de las que rompen el asfalto. Ojalá tú disfrutando de momentos de aventura, de locura pasajera, de momentos que ponen todo patas arriba y creando situaciones inesperadas que te descubran nuevos sabores del universo.
Ojalá tú acariciando, olfateando, presintiendo, desnudando, respirando, palpando, masticando, babeando, estirando, caldeando, acometiendo, apresando, atornillando, inflamando, mordiendo cada sueño… derritiéndote y estremeciéndote por cada logro. Ojalá tú con días por estrenar envueltos en un papel de regalo que ves latir.

Ojalá tú saltando las piedras del camino, saltando de alegría, saltándote las normas, saltando en la cama, saltando al campo de batalla, saltando por una sonrisa o un gesto amable, saltando en medio de la calle y saltando cuando nadie te ve. Ojalá tú saltando tu corazón, agarrándote fuerte a las ilusiones para seguir. Seguir, parar, tomar aire, respirar y nunca, nunca creer que lo que se derrumba no podrás levantarlo de nuevo y mejor. Ojalá tú siempre de la mano de un ¿y por qúe no? y siendo muchas veces otra vez.

Ojalá tú amando sin interés y aprendiendo a tener soltando, porque sólo soltando te vuelves invencible, porque únicamente amando sin condiciones te amarán incondicionalmente. Ojalá tú sin interés alguno por sentir nada a medias, siendo tú mismo para saber con quién estar. Ojalá tú encontrando a quien te entiende sin hablar y sabiendo que la felicidad no necesita público.



Ojalá tú haciendo brillar tus ojos para iluminar un poquito al mundo

(A Ángel, por alumbrar cada uno de mis Ojalás)



martes, 14 de octubre de 2014

ELEGIR, también dónde trabajar

PROFESIONALMENTE, siempre he perseguido hacer lo que realmente sé hacer y más importante aún, lo que realmente me llena, que es ayudar a las empresas a crear cambio aportando valor en sus procesos de relación con sus clientes y comercialización. Para ello, todo y que el cambio asusta y para muchas personas parece más una amenaza que una oportunidad, a lo largo de mi trayectoria laboral, he elegido conscientemente trabajar en empresas cuyo desafío es avanzar de la mano de un tipo de liderazgo colaborativo, transparente, abierto y cercano.

PERSONALMENTE, siempre he perseguido seguir desarrollando mis puntos fuertes de la mano de organizaciones que trabajan en pos del talento y del compromiso, organizaciones cuya mayor cualidad es la coherencia entre lo que dicen y lo que hacen.
“Encuentra un trabajo que te guste y no volverás a trabajar ni un sólo día de tu vida” Confucio, ¡vaya si sabía! ¿Y nosotros? ¿Qué nos impide atrevernos a elegir no trabajar ni un solo día de nuestra vida? Conozco la respuesta igual que tú…el miedo.

Elegir donde trabajar señores no es un pecado, es un hecho que responde a la motivación de seguir desarrollando todo nuestro potencial sin excusas, que responde a la necesidad vital de dar lo mejor de nosotros mismos a organizaciones, clientes y a nuestra familia. ¡Sí, sí, sobre todo a nuestra familia! Porque mejorar la vida profesional es mejorar la personal y viceversa. El que se rinde a la frustración y el descontento, “eco, quando arriba a casa” con el escozor de ese trabajo que es su peor condena, ni cappuccino ni ná de ná. Ya sabes de qué te hablo, no te hagas el “despistao”.  

Hoy más que nunca, ser proclives al cambio en general y al laboral en concreto, es a actuar con pleno convencimiento que debemos ser capaces de seguir dando lo mejor de nosotros mismos, es una forma de entender que tenemos el deber de seguir otorgando credibilidad a nuestros valores y que únicamente concentrando toda nuestra energía en gestionar de forma excelente nuestro compromiso de cómo queremos seguir desarrollándonos, impactaremos positivamente en nuestra vida y en la de los demás. 

Os preguntaréis por qué os cuento todo ésto. Pues vamos a ello.  Atendiendo a todo lo anterior, estoy feliz de anunciaros que formo parte del equipo DIFERENTIS; una organización que desde hace 10 años coincide con los sueños de sus clientes, una empresa donde el compromiso, la motivación y la confianza se apoyan en la honestidad y en la aportación de valor a sus clientes y a los clientes de sus clientes a través de la diferenciación efectiva


Pasión, ilusión, entusiasmo, compromiso, creatividad, visión, iniciativa, liderazgo y generosidad entre sus valores … casualmente coinciden con los míos.



No puedo terminar este post sin la frase que abandera mi vida y que los que conocéis mi web habréis leído; "Si caes es para levantarte, si te levantas es para seguir, si sigues es para llegar donde quieres ir y si llegas es para saber que lo mejor está por venir" 

martes, 7 de octubre de 2014

Un minuto de silencio por las PALABRAS

PALABRAS…

Siempre he creído que el verdadero significado de las palabras son sentimientos cuyo diccionario es el corazón, que a golpe de latido les otorga significado. Las palabras definen, dan forma a nuestras emociones y luego se esculpen en la boca con la intención que se terminen colando entre las costillas de la persona a quien las dirigimos, con la intención que se apoyen en su alma. Es maravilloso escuchar palabras que nos llenan, pero es vital decir las que importanNada es tan delicioso como la vivencia de expresar lo que sentimos.

Pero lo cierto es que aunque usamos muchas palabras al día, rehusamos infinidad de veces verbalizar el afecto por temor a parecer idiotas.
¡Qué barbaridad! No nos queremos  arriesgar a parecer imbéciles expresando afecto, pero no nos importa serlo callando lo que sentimos y fingiendo indiferencia. Cúantas veces necesitamos perdonarnos, no por cosas que hayamos dicho, sino POR CUANTO NO EXPRESAMOS.

Piensa por un momento, ¿cuántas PALABRAS te han cambiado la vida? 

¿Sabes que AL CALLAR seguimos siendo palabras? Cuando callamos, somos las palabras que no decimos y se quedan dentro haciendo daño, las que se nos quedan varadas. Cuando los sentimientos son muy profundos y los acallamos, corremos el riesgo de ahogarnos con ellos. Cada vez que callamos algo, hay un sentimiento que explota y eso explica el porqué hay tantas caras largas caminando por ahí. 

Todos. Absolutamente todos. Siempre. Absolutamente siempre. Callamos algo.
Pero lo que uno siente no se calla por más que no se diga. El sentimiento siempre grita aunque sea para adentro. Y es que no todo el que silencia ahoga las palabras. Si no expresamos la individualidad que nos constituye, rápidamente la confianza cede el lugar a la sospecha, la comprensión degenera en cinismo, el afecto se desvanece y hasta el amor adquiere tintes ácidos. Ojalá nunca nos falte una palabra a tiempo.


¡Que no esperemos, que expresemos! Terminemos con los silencios, no nos callemos los susurros, transformemos lo que callamos en verdades, que aunque a veces duelen, también curan.

Ahhhhh, pero sé lo que estás pensando y estoy totalmente de acuerdo contigo. A la palabra, además que no se la apaga, se la acompaña. Las palabras no lo pueden todo. A veces, ocurre que las sonrisas se adelantan a las palabras y siempre, siempre, siempre, la de palabras que ahorran un abrazo y un beso a tiempo. Expresemos con palabras lo que sentimos y demostremos lo que decimos con actos.

Por mi parte, únicamente me resta AGRADECEROS a todos los que me acompañáis en el blog y ofrecer un minuto de silencio por las palabras que nunca dijimos y se nos murieron dentro.


martes, 29 de julio de 2014

Lo que no te mata, TE HACE AMARTE

Hay que quererse más. Mucho más. Hacerlo incondicionalmente, sin excusas y sin miedo. Hacerlo hasta que se te sequen las pestañas y cicatrices a sonrisas. Hasta que no distingas dónde empieza y dónde termina la chaladura de ser tú mismo. Que no hay simulacros para eso que llamamos autoestima.

Hay que quererse más. Muchísimo más. Hasta con el corazón en la mano, pero latiendo. Quererse y quererse hasta no recordar cómo empezó todo. Hasta salvarte de vidas que no son la tuya. Hasta que nada te detenga, ni tú mismo.
Quererse y quererse. Hasta ser la sorpresa más bonita que te hayas hecho nunca. Hasta ser el cómplice que te regala oportunidades en lugar de flores y el capitán que pone firme el reloj de cada uno de tus latidos, confirmándote que sigues vivo. Enamórate perdidamente de la persona que eres hasta ser la pasión de tus sueños. Enamórate de ti mismo con la libertad de sentir y elegir tu camino aunque tropieces un millón de veces.

Créeme cuando te digo que hay que quererse más. Sólo quererte siempre te salvará cuando se apaguen los abrazos falsos y las sonrisas que prometían. Porque los días duros se combaten queriéndote. Porque sólo queriéndote seguirás teniendo luz y tu alma no estará helada. Queriéndote a medias no llegarás a ninguna parte entero.
Hay que quererse más. Infinitamente más.  Hasta vivir una vida que se aproxime a la eternidad, aunque se termine. Hasta que tu sonrisa se vuelva el libro más apasionante. Hasta que tus ganas digan que son tuyas.

Quererse y quererse sin compasión, como la fantasía de un niño. Hasta que seas todo cuanto deseas con el alma y añoras con la piel. Mima tus pensamientos positivos, saborea las pequeñas metas alcanzadas, disfruta de los recuerdos de lo ya vivido y crea con ilusión los venideros.
Quiérete y quiérete mucho. Hasta ser más desnudo que apariencia. Hasta dejar de ser pájaro deseando jaulas, hasta dejar de lamer egos ajenos. Quiérete hasta que se te caigan todos los mitos también, para ser un poco más justo contigo mismo. Y recuerda; lo que no te mata te hace amarte.

Entregar lo mejor de nosotros requiere talento y responsabilidad, pero encontrar la motivación a pesar de las circunstancias que nos rodean, alberga un compromiso superior donde no sólo debemos poner nuestra fuerza de voluntad, sino también nuestro corazón. Y para eso amigos, ES VITAL QUERERSE. Quererse y quererse más para poder afrontar que el camino tiene curvas, pero que son precisamente las mismas, las que fomentan nuestra destreza y nos construyen como personas.

(Postdata: Ahhhh y no busques que te quieran, persigue insaciable quererte mucho. Porque sólo siendo tuyo, podrás entregarte a alguien que te merezca. Porque sólo queriéndote mucho, encontrarás el amor que deseas. El resto es un camino equivocado que te devolverá una y otra vez a la repetición de lo vivido... hasta que entiendas que hay que quererse más. Mucho más.)


lunes, 14 de julio de 2014

La FELICIDAD del SER, no del TENER

Podemos. Comenzar a cambiar. Con un primer paso. Un paso que será el inicio de nuestra nueva vida. Comenzar en el punto en el que nos encontramos, posicionándonos en el aquí y el ahora para empezar de nuevo pero con un sentido diferente de la vida, más sencillo.

Vivimos inmersos en la cultura del éxito. Acostumbrados al vértigo de la inmediatez, ignorantes de lo que perdemos para siempre, con el alma aburrida en la carne y nuestra sombra en carne viva. Tratamos de ocultarlo pero íntimamente sabemos que el dolor viene incluido en la cultura del “quien no gana, no vale”. 
¡Qué actitud tan tonta es elegir estar, no siendo! 
Es paradójico y hasta causa gracia lo bajo que podemos llegar a caer en el afán de llegar alto. Un drama diría yo. El drama de tomarnos nuestra existencia como una carrera que tiene una meta, una meta que nos encadena a cumplir objetivos que nos alejan de la simplicidad de la vida y al llegar, si es que llegamos a alguna parte, darnos cuenta que olvidamos la mayor parte de nosotros muy atrás. Nos sentimos vacíos.

Sólo cambiar es el antídoto para una vida vacía. 
Cambiar o seguir prisioneros de nuestras ansias de victoria, mientras arrastramos los grilletes de nuestro temor a la derrota que supone “dejar de valer” cualquier día. 
Cambiar o estar obligados a seguir comprándonos botas de gore-tex para evitar tocar el suelo y máscaras para que nadie pueda ver nuestro verdadero rostro. 
Cambiar esa confortabilidad blindada por la rutina engañosa que nos deja paralíticos de entusiasmo y con la ingrata tarea de seguir teniendo miedo a cada paso, o seguir comprando armaduras para que nadie pueda tocar nuestra piel y mucho menos nuestro corazón.

Lo sé. Piensas que es imposible. A todos nos cuesta cambiar. Nos supone un tremendo desajuste entre la seguridad y la incertidumbre. Pero no hacerlo supone aferrarnos al “tanto tienes, tanto vales”, supone aferrarnos a la mediocridad de quienes no saben ver más allá de lo tangible ahogándose en vasos vacíos. Nada más terrible que seguir siendo de los que miden el tiempo en reloj ajeno, de los vasallos del billete en el bolsillo, de los ricos de la falsa felicidad que siempre es insuficiente, de los que pierden hasta el frio que nunca han tenido, de los que ignoran que se les ve el precio.


A todos nos cuesta cambiar, pero seguir engañándonos adormece el instinto. Conformarnos con una vida que no nos llena es dejar que triunfe el inmovilismo, que no es otra cosa que una muerte lenta por entregas.
Es momento de dejar de ser espejismos, de tener sal en la mirada, la sonrisa dormida y el abrazo vendido al mejor postor. Es momento de darnos una oportunidad, el momento de la batalla y no de cualquier batalla. Es el momento de lidiar con nosotros mismos y armarnos de valor. Porque las batallas interiores no necesitan ejércitos ni tácticas, necesitan valor, cantidades inmensas de valor.


¿El premio? convertirte en un guerrero que lleva planetas en el pecho. Planetas que son millones de instantes de verdadera felicidad. Esa felicidad que  no se compra y nada tiene que ver con el éxito en la cuenta corriente. Es la felicidad del ser, no del tener. La felicidad de vivir con menos y amar con más. 
La felicidad de buscar lo que nos motiva, de implicarnos en lo que siempre quisimos hacer, de atrevernos a sentir, de sorber cada segundo intensamente, de dejar que se nos erice el alma, de ser capaces de hacernos chispas, de ser fuentes inagotables de entusiasmo, de tropezar a carcajadas y con amplitud de mente, responsables de nuestras acciones. 
El premio seremos cada uno de nosotros porque hemos sabido encontrar el camino en la piedra hasta volvernos horizonte, vuelo, cielo y nido. Hasta volvernos esperanza siendo aventura en mar bravío. 
El premio es haber entendido que el sol no tiene precio, que el sol está dentro de nosotros y que lo veremos en el cielo sólo si somos capaces de compartirlo.

No dudes. Con un primer paso puedes iniciar el cambio. Con el paso que será el inicio de tu nueva vida. Si estás dudando entre ahora o nunca, probablemente ya se te hizo tarde, decidas lo que decidas.

domingo, 22 de junio de 2014

Hasta hacerte INFINITO

Sentirte todo hasta hacerte infinito. 
Besar. Morder. Reír hasta llorar.
Llegar a casa y que te reciban con el corazón abierto. 

Llenar tu vida de amor. 
Amor del que huele y muerde, del que arrasa con todo, hasta con los principios. 
Caminar bajo la lluvia. Sentir que luvia tiene el sabor de tus ojos que la ven caer.    
Que te tiemblen las piernas de emoción.
Apagar el despertador y que suene la mañana. Hasta vibrar de ganas. 
Una llamada inesperada que te alegra. Ver la puesta de sol. 
Contagiar una sonrisa. Contagiar muchas sonrisas. 
Desnudar a alguien. Desnudar rincones del alma que nunca han visto la luz.
Escuchar música  a todo volumen. 
Leer. Escribir. Bailar. Expresar lo que sientes. 
Suspirar.
Ayudar a los que te rodean. 
Agradecer.

Y perder y encontrar, y perder y encontrar, y perder y encontrar...y así en cada latido. 
En esa vorágine del latido que rompe las horas, que quiebra el llanto, que hace que arda el alma. 
Ese latido que se ancla en las costillas y te hace sentir vivo.  
Que un perfecto desconocido rayo de sol se quede a vivir en tus labios. 
Seguir tus instintos. Sobre todo los más salvajes. Porque existen instintos que si no se siguen mueren y nosotros con ellos.  

Ser feliz y ser consciente de ello. Fluir. 
Despertar con la sonrisa bien puesta y las riendas de la vida en tus manos. 
Hacer el amor.
Orillear en el mar. Dejar que el mar nos navegue por dentro. 
Saltar en paracaidas. Volar. 
Volar hasta romper el aire quieto, hasta sacudir el polvo de tus alas, hasta despegar la rutina del espejo. 
Correr en bici.
Que te cojan de la mano. Y caricias, muchas caricias. 
Ver crecer a tus hijos.
Mirar el reloj y descubrir que aún te queda tiempo. Eres tu tiempo. 
¡Qué locura es esa de usar calendarios y relojes, si lo más importante de esta vida no tiene fecha ni hora de llegada!
Trabajar en lo que te gusta.
Aprender a soltar. Soltar y soltar. 
Comenzar tantas veces como lo necesiten los finales. 
Dejar que el viento acaricie tu cara.
Despertar y tener a alguien que amas a tu lado.
Andar despeinado y descalzo por casa. Andar despeinado por la vida. 
El olor a café por las mañanas.
El olor a jazmín. 
Una pizza de domingo y una peli. 
Ponerte de puntillas para dar un beso y sentir ese vértigo fantástico. 
Que lo único que pierdas sea el miedo.
Conocer nuevos lugares y nuevas gentes. 
Recibir un piropo.
Abrazar. 

Pasamos la vida queriendo ver más allá y no logramos ver lo que tenemos en las manos. 
LA FELICIDAD DE LO SENCILLO. 
¿Y sabéis? de todas las formas que hay de ser felices, la mejor es tener con quién compartir todas estas pequeñas cosas. 

Que lo cotidiano te apasione, que lo extraño no te estorbe, que lo real no te asuste y sobre todo que quien te sorprenda no avise, que no lo sepas explicar... pero te guste. 



martes, 20 de mayo de 2014

Estás a una PREGUNTA de conocer a tu CLIENTE

No importa lo que tú quieras. Importan sus sensaciones, sentimientos, pensamientos e intenciones. Importa su lista de deseos, aquellos que le comportarán superar sus desafíos laborales. La venta no empieza cuando hay objeciones, la venta empieza cuando tomamos conciencia de la conciencia de nuestro cliente.

Pensar, rumiar, cavilar, analizar y discurrir cómo conseguir la atención de nuestros clientes, debería pasar obligatoriamente por la fase de primero averiguar qué sentimiento es el que con más deseo buscan. ¿Qué cómo se averigua ese sentimiento? pues como todo en esta vida, ¡preguntando!

Lo sé, lo sé, ahora es cuando piensas que me flipo ¿verdad?. Ahora es cuando piensas que si te interesas por la parte emocional del cliente, éste te va a dar puerta en 0,1. Pero si tienes en cuenta que ni tú mismo compras productos, que ni tú mismo compras servicios y que lo que compras son emociones, posiblemente no lo veas tan descabellado.

Las personas tomamos decisiones emocionalmente y no siempre a través de un proceso lógico de pensamiento, por ello es vital incitar al deseo y la clave para conseguirlo es conocer los beneficios intangibles que busca el cliente. Los beneficios intangibles son la clave para la persuasión.

Así que no asumas nada, deja de preocuparte por llegar sí o sí a un acuerdo y pregunta a tu cliente. ¡Te vas a sorprender! La complicidad y la confianza con el cliente se generan cuando nos interesamos en él y para lograrlo hay que preguntar. Preguntar marca la diferencia. Deja de tener el objetivo ideal para ti en tu mente, deja de oler a desesperación, desengánchate emocionalmente de tu objetivo y concéntrate en las sensaciones, sentimientos, pensamientos e intenciones de tu cliente. Sólo así conseguirás alcanzar todas las metas y objetivos de venta que hoy son tan prioritarios. Luego sé siempre positivo, cree realmente en lo que dices y presenta con entusiasmo y pasión.

Tomar conciencia de la conciencia de tu cliente es la única manera de tener éxito y no cualquier éxito. Hablamos de éxito de largo recorrido, que además de proporcionar a ambas partes innumerables experiencias óptimas, te harán crecer como profesional y como persona.

Estás a una pregunta de conocer a tu cliente, ¿VAS A PREGUNTARLE? 

martes, 6 de mayo de 2014

SONRIE y que empiece la guerra

Nos pasamos la vida buscándolo. Parece que se hubiese perdido y no acertásemos  con el camino del reencuentro. Saltamos precipicios, besamos calaveras, masticamos cristales y terminamos derrotados de frialdad, cada vez que perdemos la cabeza por personas que son incapaces de encontrar la suya. Nos conformamos con lo de siempre, convenciéndonos de sentirnos como nunca. Pero sentimos el vértigo de no estar a la altura con nosotros mismos al aceptar puertas o ventanas, que aún abiertas, son inservibles.

El día que nos preocupemos más del frío que llevamos y acumulamos dentro, el día que dejemos de dar oportunidades a quienes no las merecen y nos demos una a nosotros mismos, el día que dejemos de sentirnos ajenos a nosotros en otras manos... ese día, no llamará. No llamará a la puerta. Entrará directamente y se sentará a nuestro lado. El AMOR del bueno.

Y es que el AMOR, el amor del bueno nunca llama a la puerta, la revienta. Nos toparemos con él de bruces y nos sorprenderá a cada instante. Amor en estado incandescente que golpea fuerte contra las paredes del corazón y bombea latidos por doquier, desde el centro del sentimiento más puro de querernos a nosotros.
Porque la única forma de amar de verdad, es amándonos lo suficiente a nosotros mismos. Sólo así no trataremos de llenar vacíos con apegos. Sólo así seremos capaces de amar sin asfixiar, sin invadir, sin anular, sin juzgar, sin exigir y sin la necesidad de controlar. Sólo así disfrutaremos de los momentos que vayamos a vivir sin esperar algo determinado, soltando y confiando. Sólo así reconoceremos la magia de vivir el amor desde la libertad. Y es que cuando empezamos a amarnos, a entendernos y a respetarnos es cuando hacemos lo propio con los demás.

Amar es un compromiso voluntario donde tan importante es dar, como la forma en que ves retribuido tu amor. Un compromiso en el que entregar lo mejor de nosotros mismos requiere talento, responsabilidad, confianza, motivación, aceptación, entusiasmo, ilusión, honestidad, reconocimiento y coherencia. El amor no lo justifica todo y mucho menos debe soportarlo todo. El amor no se negocia. Sentir el apoyo de la otra persona es un estilo de alianza donde cada uno tiene un lugar al lado del otro, ni delante ni atrás. Aceptar el compromiso de amar y ser amado requiere de disposición de evolucionar, de ganas de avivar el fuego constantemente, requiere madurez y mucha voluntad. Pero amar es sobre todo un  compromiso que requiere de libertad y no necesariamente implica compartirlo todo, darlo todo, ni esperarlo todo. Las expectativas, el apego y las promesas sólo otorgan fragilidad a la relación y nos traen sufrimiento. El auténtico amor sólo se vive desde nuestro propio equilibrio y en libertad.

¡Basta ya de creer en príncipes encantados y en princesas sin defectos!. Basta ya de idealizar las relaciones. Entendamos que nuestra necesidad de amor y nuestra capacidad de amar deben estar alineadas con nuestra esencia, con nuestros valores. Amar es otorgarnos el permiso de vivir realmente como queremos vivir, siendo realmente quien queremos ser. Amar es elegir qué queremos sentir y con quién queremos sentirlo, haciendo lo que realmente queremos hacer. El resto no es amor, se parece más a tener una cama debajo de tu monstruo, en esa mala costumbre compartir soledades.


El amor es un baile improvisado y un atardecer. Se instala en tus orejas y penetra más allá de las pulsaciones. El amor no son ni polos, ni clavos, ni pétalos de margaritas, ni mariposas en el estómago. Es la vorágine del latido, la música que rompe las horas, se ancla en las costillas y se siente en las entrañas. El auténtico amor FLUYE. Hace que puedas sentir en tus venas que no hay obstáculos y confundes eternidades con la frecuencia de tus latidos. Un universo lleno de constelaciones y sorpresas. Una tierra salvaje para recorrer una y otra vez… SIENDO. 

El amor cuando es ESENCIA sonríe, es pasión y ternura. El amor cuando es esencia parece que nos mire y nos diga, sonríe ... y que empiece la guerra.

martes, 29 de abril de 2014

De lo que NO SUCEDE también se aprende

La ventana estaba impaciente. Impaciente ante unos ojos cerrados llenos de legañas y turbios de sueños. De repente, se decidió. Abrió los ojos, queriendo otra vez. Dejó que el viento del ENTUSIASMO entrara de nuevo. Dejó que se colara entre las rendijas de su piel, atravesando cada persiana de su cuerpo. Víscera a víscera, hasta salir empapado de deseos de nuevas ilusiones. Luego, con los bolsillos vacíos y por fuera de los pantalones, empezó a andar chorreando entusiasmo por las orejas.

Se cansó de oler a obligación. Se cansó de ser carro por tirar. Se cansó de cuidar su aspecto de reluciente manzana podrida. Se cansó del mendigo interior, que rebuscaba entre anhelos caducados por recordar lo que era sentir. Se cansó de rogar por segundas oportunidades, mientras guardaba las ganas encerradas en cajones. Nunca llegaban. Las oportunidades. Nunca iban a llegar. Nunca sucedería porque tenía el viento a su favor pero había perdido el rumbo. Así que abrió la ventana al entusiasmo y encontró su cerebro. Todas las piezas encajaban ahora. 

Porque con el alma llena de entusiasmo, ¿qué más da cómo está el vaso?

De lo que no sucede también se aprende. Porque sucede que si plantas una semilla muerta y la riegas durante horas. Días. Años… No pasa nada. ¡Sólo pasa tu vida!

La fuerza del entusiasmo la llevamos dentro y si trabajamos su presencia, está disponible al instante. Con entusiasmo devoramos las oportunidades y enfrentamos los retos, uno a uno, con valentía. Inundemos nuestra vida con él y la vida será otra. No escatimemos ni un esfuerzo en entusiasmarnos y en sentir las ilusiones a pleno tic-tac. Nunca es bastante con terminar el día y abrir los ojos al día siguiente para continuar. Nunca es suficiente con repetir caminos, itinerarios, rutinas y acciones que pintan de gris el suceder de nuestras horas. No sólo hay que encontrar el lugar, hay que ir. Movernos, decidirnos, actuar. Si es necesario, meteremos cada paisaje en nuestra maleta y nos taparemos los oídos cuando nos digan que no caben todos, cuando nos digan... te vas a perder. Y es que a todo le llaman perderse, pero no siempre nos perdemos, a veces sólo nos escondemos.


La vida es el momento y cada momento es la vida. La actitud de cómo vivir esos momentos, la decides tú. Y tómate tu tiempo para vivirlos, los momentos digo... porque se desviven muy rápido. 

Que en la primera sonrisa del día, todavía nos queden sueños de la noche anterior. 



sábado, 19 de abril de 2014

ADULTOS con MIEDO a nacer

Saben a aire húmedo, a días oscuros, a caramelo amargo. Saben a insomnio constante, a rio seco, a ganas de nada. El mundo es su atrezzo para poder esconderse entre el decorado. A veces parecen envueltos para regalo, pero nunca llegan a desenvolverse por miedo a descubrir que no hay nada…que están huecos. ADULTOS CON MIEDO A NACER.

Expertos en llenar finales vaciando tarjetas de crédito, copándose de nadas, reciclando los errores para volver a cometerlos... pero mejor. No recuerdan cuando empezaron a dejar de ser dibujos transparentes sobre una vida estucada, estruendos de alcohol cayendo en un vaso para la anestesia perpetua de sus instintos, miradas en blanco y negro, carreteras de sentido único que son laberintos. Más que latir hacen ruido. Adultos con miedo a nacer. Cada día descienden un piso más.

Lo único que hacen con entrega es aceptar el día siguiente. Y al día siguiente siguen siendo el mejor drama de su teatro, su sol de bajo consumo, su lluvia corrosiva. Siempre con un invierno bajo el pecho, hasta las agujas del reloj les hacen vudú. Da gusto escucharles no hablar de sus vidas… ADULTOS CON MIEDO A NACER.

Confunden el amor con el miedo a estar solos y optan por masticar el vértigo de amar a otro zombie, que igual que ellos, cree que sabe querer en exceso. Son amor bipolar de pieles de gallina que buscan compañía de huída urgente para gastos a medias. Amor muerto como la piel sin sudor, un edén hecho de nubes de plomo que terminará evitando el contacto amordazado por los muelles de su colchón.Taquicárdicos sin corazón, tóxicos es su diminutivo… ADULTOS CON MIEDO A NACER.





Que su mundo de NO nacidos nunca sea el nuestro. Y en caso de duda o contagio, si hace falta, regalémonos un espejo de esos que no admiten mentira y desenfundan máscaras, pero no dejemos de nacer cada día. 
No dejemos de crecer cada día metiéndonos de cabeza en los sentimientos, sin tener ni idea del nombre, del significado o de las consecuencias… Sigamos siendo latidos vivos, donde lo que sentimos lo decimos a mano y con mirada brillante. Seamos entusiasmo, verdad, pasión, ganas, sonrisa, ternura y calidez. 

Para los que no me conocen, a mi, sólo la autenticidad me oye decir ... sírveme otro trago de ti.


martes, 15 de abril de 2014

Sólo con la MEMORIA de la PIEL



De pronto. Está ya de puntillas. Cintura tensa. Sin ropa y sin memoria. Sin la memoria que todos conocen. Sólo con la memoria de la piel. Cada centímetro de su piel encierra un universo. Su mirada un telescopio que cruza la ciudad. Este, noreste. No hay brújula, no hay mapa. En ésta, su siguiente vida, pidió ser piel. Pidió ser piel para poder ser caricia, pura esencia. Perderse le ayudó a encontrar lo que realmente importaba. Ahora es siempre la razón y nunca más la excusa. Ahora va más allá de las vivencias y más cerca de las entrañas. Por fin zarpó rumbo a esa incógnita que todos llaman ser tú mismo.

Hay tentación en su mirada y su mirada es de color infinito. Se descalzó, dejó sus zapatos gastados en el camino y zarpó con la mirada brillante. Apostó por enamorarse de la vida, abrazar sus momentos y sentir cada latido. Apostó por impregnarse la piel de todas esas pequeñas cosas que hacen que la nada se convierta en todo. ¡Hoy la vida es de su talla y siente que le queda genial! Hasta lo vulnerable le fortalece. Navega por encima de sus miedos. 

Abandonó todas las reglas de puntuación el mismo día que aprendió a colocar el punto final en el momento adecuado y en el lugar adecuado. Hoy es un placer conocerse y seguir el latir de su corazón. Ese latir que desenreda los ojos para convertirlos en la magia del que lleva la ilusión que jamás se desgasta. No importa cúantos días haya visto. Importa si no logra vivir los restantes intensamente a cada segundo y con la responsabilidad de confiar en su instinto y en su sabia intuición. Importa si no aprende de cada caída, importa si olvida a quienes le tendieron la mano.

En su defensa dirá que siempre es culpable. Culpable de tener coraje para perseguir lo que quiere de la vida y valentía. Valentía para nunca quedarse con el dolor de saber que jamás lo intentó. En su defensa dirá que como supo, como pudo y por completo... se entregó. La vida es mejor así.
En su defensa dirá que el amor continúa, que no importa cuántas veces volvió con las manos vacías. Importa amar. Amar… y aprender. Importa sentir como palpita el amor en la piel. La piel es un paisaje inmenso cuando ama; se torna permeable, penetrante, casi dolorosa en ternura. 
Y en su defensa dirá que zarpó sin coraza. Curiosamente jamás navegó con tan poca protección. Porque el problema de la coraza, es cuando deja de ser escudo para ser parte de la piel y es entonces cuando somos personajes irresponsables. Personajes ridículos, que confundidos en la eterna búsqueda de la perfección que no causa heridas, nos perdemos hasta la belleza de lo más sencillo.


Quizás el viaje sea lento. Quizás sea lento casi hasta la desesperación. Pero cada paso de piel es atronador. Coge  esta posibilidad, la memoria de la piel… barájala.