martes, 21 de enero de 2014

Tarde y perversa... la vida


TARDE. Se nos hace tarde cuando aceptamos esperas que conllevan distancias, manos frías, manos sudorosas y sonrisas miopes. Llegamos tarde cuando nuestros sentimientos agonizan cobardes, agazapados, encogidos sobre sí mismos y suplicantes.
TARDÍSIMO. Irremediablemente se nos hace tardísimo, cuando fingimos que no pasa nada y vamos diciendo que nos quedan muchas páginas en blanco para escribir, cuando al final, nos limitamos a seguir escribiendo entre líneas ya escritas. 


TARDE... se nos hace tarde cuando vivimos en un viceversa perverso con la vida.

Y es que de guiones, efectos especiales y máscaras vamos sobrados todos. De soledades que van de la mano haciéndose mutua compañía ni hablemos y de almohadas que son cajones de tareas pendientes, mejor ni las nombramos. Pero nosotros erre que erre, tozudos y empeñados, seguimos andando sin mirar en nuestro interior y muertos de dudas, transitamos únicamente pendientes de no caer y de no pisar los charcos. Sordos y ciegos, instalados en el lamento y especializados en la queja, nos aplicamos con devoción en lamer las palmas de nuestras manos, esas manos donde se han clavado los cristales de todos nuestros vasos medios vacíos. Pasamos nuestros días doblados, enrollados, rotos, arrugados entre los quizás y los ojalas, mientras nos convencemos de estar tocando el cielo... un cielo con sospechoso aspecto a infierno. 

Pero de repente, un día entendemos que si seguimos apostando por llegar tarde, lo inevitable y lo imposible terminarán siendo nuestra mejor pareja de amigos.
De repente, un día entendemos que debemos sacar las ganas de todo del congelador y al mismo tiempo, debemos dar una patada a las ganas de nada que siguen acostadas junto a nosotros.


De repente un día, de repente ese día... es HOY.

¡Vamos a empezar por romperle todas las etiquetas a nuestra vida! Que no nos damos cuenta de lo que pesa el lastre hasta que no lo soltamos.
El cambio está en nosotros. Somos la médula del cambio, el origen y la razón. Y sí, es verdad, el cambio es compromiso, sobre todo con nosotros mismos e implica riesgo, dedicación, constancia, paciencia, confianza, valor y también dolor. 


Somos afortunados y deberíamos celebrarlo cada día, disfrutarlo cada día, porque nada vuelve y la vida se pasa volando…
Recuerda siempre, si estás luchando, vas ganando... para no llegar TARDE.


2 comentarios:

  1. Me ha encantado, como siempre. Hoy me quedo con este párrafo:
    "Y es que de guiones, efectos especiales y máscaras vamos sobrados todos. De soledades que van de la mano haciéndose mutua compañía ni hablemos y de almohadas que son cajones de tareas pendientes, mejor ni las nombramos. Pero nosotros erre que erre, tozudos y empeñados, seguimos andando sin mirar en nuestro interior y muertos de dudas, transitamos únicamente pendientes de no caer y de no pisar los charcos. Sordos y ciegos, instalados en el lamento y especializados en la queja, nos aplicamos con devoción en lamer las palmas de nuestras manos, esas manos donde se han clavado los cristales de todos nuestros vasos medios vacíos. Pasamos nuestros días doblados, enrollados, rotos, arrugados entre los quizás y los ojalas, mientras nos convencemos de estar tocando el cielo... un cielo con sospechoso aspecto a infierno."

    ResponderEliminar
  2. Humilde sugerencia: ¿Podrías suprimir esa barrera de obstáculos que puede suponer para muchos, el tener que escribir claves y contraclaves para acceder a comentarios?
    Feliz tarde.

    ResponderEliminar