lunes, 24 de marzo de 2014

Tiempo estimado de vuelo; UNA VIDA

Aprendió a ser su tiempo, a quererse en la batalla, a pertenecerse en todas sus derrotas, a encontrarse en todos los segundos regados de sonrisas y a abrazarlos para multiplicarlos. 
Del tiempo aprendió a quererse siempre. Del tiempo aprendió valores y el valor de ser ella misma.

Aprendió que mejor tatuarse de errores, cicatrices y sonrisas, que de miedo paralizante. Que aunque puede morir cientos o miles de veces y quizás en un mismo día, VIVIR SIN MIEDO, sigue siendo la forma más cercana de aprender y de sentirse viva.Vivir sin miedo, es hacerse toda hasta ser infinita y es infinitamente mejor, que morir sin haber tocado nunca el riesgo de vivir. 
Aprendió que los miedos son el trampolín de nuevas e ilusionantes oportunidades para crecer, que a navegar se aprende también naufragando y que no hay mejor mapa que la intuición.

Aprendió que el error es siempre un punto de partida, un nuevo comienzo y que el problema no es la piedra, ni el tropiezo, ni la caída…el problema es no saber por dónde caminar. 
Sabe que se aprende a caminar para hacer camino, a volar para conquistarlo y después, si hace falta, a volver a pie después de cada vuelo. Ya aprendió a elegir sus senderos para correr sus riesgos y a no malgastarse con nadie.
Aprendió a estar perdida para saberse encontrar.

Aprendió que es huella; la propia y la de todos los que tocan su vida, aunque nunca hayan acariciado su piel.
Y aprendió que la incertidumbre jamás causa daño... lo causan las certezas. Que hay personas que no regresan y otras, que aún quedándose, se han ido para siempre. Sabe que hay abismos que se confunden con puentes y latidos que mienten por costumbre.

Aprendió a no dejar que ningún gris durmiera a la niña que le da vida y la salva. Que la locura es ser gris, que la locura es dejar que cualquier motivo le arrebate su esencia de mujer que nunca clausura sueños.
Sabe que atreverse es el mejor lugar para amarse y que a veces, aunque no le hace falta responder con palabras, jamás callará los ojos o perderá las ganas.

Y aprendió que más que la destreza para contar lo vivido, le seduce vivir lo incontable. Que nada vuelve y todo lo que ocurre es distinto cada día, por lo que debe seguir buscando el reflejo en la roca, la voz en el fuego y el eco en las aguas.... quedándose con el aroma de todo cuanto aprende, impregnado en lo que le vendrá.

Aprendió a no perder la vida buscando grandezas, porque la felicidad es algo pequeño que se esconde en miles de instantes; en cualquier rincón, tras una ventana, en un aroma, en una caricia, en un abrazo y siempre tras una sonrisa. 
Sabe que la ternura desnuda mucho más que las manos, que el orgullo es un vestido que aprieta, que el talento no necesita de aspavientos y que la mejor herencia que puede dejar, es la de saber amar como una valiente.

Aprendió a quedarse donde ríe, llora, piensa, siente y actúa. Se queda donde existe, donde se hace eterna siendo real. Y en la punta de sus dedos, la marea... y en cualquiera de sus suspiros, una ola de mar.






3 comentarios:

  1. Me gusta mucho leerte, transmites verdad con fuerza y pasión con alegría. Es muy estimulante.
    Gracias, Núria.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Termino de leerte y siempre me queda cara de felicidad y, ah, lo sé porque me lo dicen. Gracias Nuria. Hoy me quedo con una de tus frases para enmarcar: Y aprendió que más que la destreza para contar lo vivido, le seduce vivir lo incontable.

    ResponderEliminar
  3. Qué arte madre mía! Verdades como puños expresadas con una elegancia y estilo admirables.
    Enhorabuena!!

    ResponderEliminar