Cansado de las ausencias en invierno, de
las cicatrices en verano, del derrumbe en otoño. Cansado de esos silencios
demoledores, sin ecos, sin testigos y hacia adentro. Cansado de los adioses no
dichos, de los te amo pronunciados en vano, cansado de dejar pasar los días
esperando que los días tuvieran algo nuevo que contarle.
Cansado de estar vivo, pero no demasiado.
Cansado de amarse bajito.
Decidió.
Decidió dejar de buscarse donde nunca
estaba.
Con una espalda sin alas, trocitos de
semillas de esperanza en las manos, un mosaico de sueños por cumplir, con
jirones de ruinas, con estrellas lejanas y rotos de cielo decidió volver a
existir estrenando tiempo, su tiempo.
Le dolían las rodillas de tanto tiempo
apretando la una con la otra para no salir corriendo a buscar a la persona que
fue, a la persona que desde tiempos inmemoriables desapareció.
Le dolían los ojos de tanto mirar al
pasado y añorar el futuro tantas veces imaginado. Le dolían todas las
veces que se dijo "no importa" mientras moría por dentro y todos los
nudos que formados en la garganta, ahora sentía en su corazón.
Con todo decidió.
Decidió dejar de culpar al viento por todo el desorden hecho,
cuando fue él que dejó la ventana abierta.
Decidió emprender camino, salir a vivir
confundiéndose con el mismísimo camino que iba recorriendo y ensanchar su
alma hasta imaginarla en forma de nube esponjosa, de arena, en forma de hojas
y abrazos, en forma de pasos. Decidió que cualquier tiempo pasado es pasado, que nunca más se ahogaría en una gota de lluvia y que las tormentas no se esperan, se afrontan.
Ahora sentía sus hojas temblar. Se estaba
despidiendo...
Se despidió del viento frío y los
atardeceres vacíos, de todas las esperanzas anidadas en abrazos gélidos, del
apego en todas sus versiones, de tantas historias que empezaron mal desde el
principio, de las continuas promesas que encerraban la más oscura monotonía, de
todos los poemas tristes que terminaban siendo realidad y de todos los pasos
que no dio.
Se despidió de hacer escalas en la nada,
de la tristeza tóxica de ciertos bucles, de morderse la pena para no
romper el silencio de sus ojos tristes, de todas las salidas de emergencia que
pintó para no reconocer el miedo, de los amaneceres teñidos de ausencias,
de pedirle que se quedara a quien quería irse y de esperar a quien no
pensaba regresar jamás.
Se despidió de todo lo que pasa cuando no pasa nada.
Amigo mío has decidido ser feliz
sabiendo que el camino es difícil,
pero has decidido intentarlo porque la
recompensa es más grande que el sacrificio.
La recompensa es encontrar lo que tanto
has buscado...a ti mismo.
Y para cuando te flaqueen los pasos,
siente mi mano apretando la tuya.
Siempre.
You never walk alone
(A un amigo muy valiente y muy querido)
Ets un tresor preciós que porto molt endins, allà on els sentiments no tenen noms falsos i on es troben les emocions de veritat. Saps tocar la fibra, AMIGA meva
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