martes, 16 de diciembre de 2014

El LOGRO de objetivos COMO MEDIDA DE TIEMPO


¿Cúantas veces vivimos en el conformismo? muchas. Pero eso sí, apretando el paso.

Justificamos angustias, temores y la no acción con el mero hecho de tener el pie puesto en el acelerador. Nos aferramos al “no tengo tiempo” mientras seguimos dispersos en cientos de actividades sin foco. Nos instalamos en el “no tengo tiempo” y montamos nuestra propia fiesta de limitaciones bailando al ritmo constante de la mejor mezcla de excusas;  “mejor mañana” “a ver si la próxima semana” o “hoy no puedo”.  

Luego, borrachos como cubas de un presente que sentimos inestable, de un presente que no se fía de nosotros, lo convertimos todo en pasado reviviendo lo que nos dañó y terminamos aferrándonos a un futuro que no existe temiendo lo que nos pueda dañar. Y sufrimos. En ese ir y venir frenético del pasado al futuro sufrimos... sin entender que ninguna de las dos categorías existe en tiempo real.

La cuestión amigos no es la cantidad de tiempo, ni la falta del mismo. La cuestión es en qué invertimos nuestro tiempo y os aseguro, que cuando no nos hemos trazado metas que alcanzar, lo invertimos mal.  Con un objetivo vital claro aprovechamos al máximo y con toda la fuerza de nuestra intención cada instante antes de que cierren la puerta de las oportunidades. Es lo equivalente a poner en marcha el reloj interno que nos permite aprender un nuevo cómputo del tiempo, una forma de contar que nada tiene que ver con la secuencia del péndulo y que de alguna forma se relaciona con nuestros ritmos internos, aquellos que no se ven y que solamente sentimos con el corazón cuando perseguimos incansables nuestros sueños.  

No podemos perder el tiempo. Hemos de pasarlo construyendo y construyéndonos. Hemos de entrar en él con la dignidad de quien sabe lo que quiere y lucha por ello. Ya no vale alargar las situaciones cuando han tocado a su fin, al igual que es absurdo negarnos a entrar en aquello que nos abre su puerta y nos da paso. El tiempo perdido no regresa más y cada segundo es un instante menos que nos queda del que tengamos previsto en nuestra hoja de ruta.


Creemos situaciones donde nos posicionemos en la acción y logremos nuestros objetivos como medida de tiempo. Ese éxito que perseguimos depende de nosotros, de nuestro esfuerzo. El empeño y compromiso que pongamos en la consecución del mismo, abrirá la puerta hacia la esperanza que da paso a la ilusión por lo que ha de venir.


La verdadera naturaleza de la felicidad es saber aprovechar el tiempo. Digna aspiración que solamente se logra viviendo intensamente cada instante.


1 comentario:

  1. Bravo, Nuria, tan vital como siempre. Hoy me quedo con esta frase, la del cierre: La verdadera naturaleza de la felicidad es saber aprovechar el tiempo. Digna aspiración que solamente se logra viviendo intensamente cada instante.

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